Nos fuimos unos días después de Navidad desde Hamburgo, que para nuestra suerte -como chilenas- no son tantas horas de vuelo a Japon (aunque igual lo pasamos pésimo,nunca llegaremos al nivel de dolor de nuestras valientes amigas que venían desde Chile)
Tuvimos un jetlag terrible durante los primeros días, que se vio acrecentado porque yo y dos amigas más (kami y maciel 💕) nos fuimos inmediatamente a otra ciudad a recorrer. La cosa es que recorrimos todos los días muchas partes y nos hicimos pico, creo que en osaka hacía tanto frío y estaba tan cansada q comencé a alucinar jdkskzkdkdkd. Pero fue la zorra toda esa parte, tokyo ES muy bacán pero las otras ciudades de Japón no se quedan atrás.
Cuando volvimos a Tokyo a reunirnos con el resto de la party (Sue y Romi) fue para pasar año nuevo, pasear por tokyo y de ahí irnos unos días a la ciudad más hermosa que he visto: K Y O T O. La capital cultural de Japón y el centro de todo lo tradicional por excelencia. Y de ahí de vuelta a Tokyo y poder revisar los puntos más importantes de la ciudad, además hacer las actividades very tourist (visitar la torre de tokyo, comer e ir a templos, purikuras, tomar sopa de choclo en máquina, street food, etc)
Y podría estar muchas entradas detallando todas las weas que vimos y que a mi me dejaron maravillada. Y supongo que lo haré más adelante, pero esta entrada en especial es para detallar el suceso místico de nuestra estancia en kyoto. Y de cómo el espíritu de un kitsune nos persiguió dkkdkdkdkdkjasjk